Lucas Castillo. Un reto interpretativo.

Lucas Castillo es uno de los personajes más maltratados de Los Protegidos, tiene menos líneas de diálogo, no sale en las autopromociones, es practicamente invisible en la web de Antena 3 y al actor que lo interpreta (Mario Marzo) no le invitan a El Hormiguero ni a El Diario (que ya no es de Patricia). Sin embargo, Lucas es el personaje más experimental de la serie, el que utilizan los demás actores para demostrar sus dotes y el que aglutina los valores más tradicionales de los superhéroes de cómic en los que se basa la serie.

No se puede negar que aunque la serie Los Protegidos de Antena 3 parta de una base freak al más puro estilo de los comics de superhéroes (una familia falsa formada por niños mutantes con superpoderes que, de haber tenido más suerte, estarían asistiendo a la escuela de los X-Men) su éxito ha radicado más en una promoción dirigida hacia un público adolescente, con portadas en el Superpop y en el Nuevo Vale como si de un nuevo Al salir de clase se tratara. Porque por mucho que estén de moda, los superhéroes siguen siendo para un público marginal, y solo pueden adaptarse a toda la familia con unos personajes que atraigan tanto a la abuela y al nieto (Carlitos y Lucía) como a los padres de anclados en un anodino matrimono (Mario y Jimena), como a los adolescentes en busca de alguien a quien idolatrar (Sandra, Culebra… y demás chavales del «colegio»).

Qué triste para el guionista comiquero que escriba estos capítulos tener que compatibilizar escenas de superpoderes en las que las cosas vuelan y la gente se hace invisible con la vida anodina de personajes tan habituales en televisión de este país. ¿Si o no?

Sin embargo hay un personaje de escape en esta serie. Lucas Castillo. Digo «de escape» porque el personaje de Lucas (el chico tímido y aficionado a los cómics que la cadena nunca usa como gancho promocional) tiene toda la pinta de ser la vía de escape en la que los guionistas vuelcan su faceta más «freaki».

Y no solo los guionistas… porque la condición de cambiaformas del personaje (su poder es el de adoptar la apariencia de cualquier persona a la que toque) da mucho juego no solo para la trama de la serie sino para el resto de actores a la hora de mostrar sus dotes interpretativas. Porque claro, Mario solo tiene ese poder en la ficción, en la realidad no puede tener el aspecto de otro actor para interpretar las secuencias en las que Lucas usa sus poderes. Por tanto, en cada una de estas secuencias, el actor correspondiente interpreta el papel de «Lucas camuflado» haciéndose pasar por un adolescente tímido que se muerde las uñas y mira hacia el suelo de forma casi compulsiva. Según las capacidades interpretativas de ese actor el método va desde utilizar los tics de manera recurrente para ser medianamente creíble, a poner toda la carne en el asador de Stanislavski demostrando que pueden imitar la personalidad de un adolescente a la perfección. Lucas Castillo se convierte entonces en un personaje experimental, en un juego para los intérpretes, en un guiño para los espectadores y en el personaje más redondo de las serie. Y sus secuencias en las más divertidas.

Óscar Ladoire es, sin duda, el actor que mejor ha hecho de Lucas hasta el momento (exceptuando al propio Marzo). El contraste físico entre ambos actores hacen mucho más chocante la secuencia.

Javier Tolosa también hace un gran trabajo metiéndose en el alma (que no en la piel) de Lucas en una de las secuencias más divertidas de la serie.

La interpretación de Antonio Garrido (que dio vida a uno de los mejores personajes en Los simuladores así como en La chica de ayer) protagoniza esta secuencia en la que Lucas deja patentes las ideas que forman la base de la serie y de cualquier personaje con superpoderes que se precie (min 3:30).