Una historia del Bronx
El despertador no hace ninguna concesión y suena puntualmente a las 06:02 de la mañana. “Al menos esta noche no me despertaron las peleas y los disparos” – piensa ella. Han sido solo cinco horas de sueño pero para ella son una bendición. Vivir aquí en el Bronx le ha enseñado a apreciar los pequeños detalles.