Me hubieran venido muy bien unas bombas de humo para desaparecer de esa maldita cita a ciegas. Como también me hubiera venido muy bien un shuriken para lanzárselo al capullo de mi jefe en aquella cena de empresa. Joder, incluso una katana para hacer trizas el horrible polo que me regaló mi suegra. Y es que… me hubiera venido muy bien haber sido un JODIDO NINJA.
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