La red social: Yo quiero tener 500 millones de amigos

¿Es Mark Zuckerberg un demonio sin remordimientos capaz de traicionar a cualquiera que esté a su lado o simplemente un genio inadaptado que ha hecho todo lo posible por perpetuar su sueño? Esta es la historia del multimillonario más joven del mundo y la de su gran criatura: Facebook.

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En el año 2003 un par de cervezas, una ración temporal de misoginia furibunda y una mente genial se mezclaron en la habitación de una residencia de la Universidad de Harvard. Y crearon el germen de lo que hoy es uno de los negocios más rentables del mundo y una de las mayores revoluciones de la comunicación social.

TheFacebook se lanzaba en febrero de 2004 haciendo que los servidores de una de las universidades más prestigiosas se colapsaran. El libro sobre su historia, “Millonarios accidentales” (Accidental Billionaires: The Founding of Facebook, A Tale of Sex, Money, Genius, and Betrayal), escrito por Ben Mezrich, se comenzaba a vender el año pasado, editándose en más de 20 idiomas y superando los 3 millones de unidades comercializadas hasta la fecha. Y quedaba el último paso. La película “La red social” (The social network) dirigida por David Fincher se ha estrenado el 1 de octubre en Estados Unidos recaudando ya más de 55 millones de dólares. Dos semanas después, por fin desembarca en las carteleras españolas.

¿Es ese tío judío con cara de no haber roto un plato en su vida, que siempre iba en pantalón corto y chanclas por el campus y que guardaba en su perfil una foto con su osito de peluche, malo malo?  Hace no muchos años se mantenía un debate similar respecto a la figura de Bill Gates, uno de los grandes referentes para Mark Zuckerberg, al que éste tuvo la oportunidad de ver en una conferencia de la universidad de Harvard, como vemos al principio de la película. Del antiguo presidente de Microsoft se llegó incluso a decir que era el auténtico anticristo en aquella época del efecto 2000 y las profecías milenaristas (te saliste con la tuya, Fernando Arrabal). Hoy, invierte su tiempo en la filantropía a través de su propia fundación y ha prometido donar toda su fortuna a causas sociales.

Curioso. Porque Mark Zuckerberg anunció una donación de 100 millones de dólares para un proyecto de creación de escuelas en Nueva Jersey el 4 de octubre, tres días después de que el film de “La red social” se estrenara en las pantallas estadounidenses. Y lo dijo en el programa de Oprah Winfrey, nada menos ¿Caridad o estrategia para limpiar su imagen? Difícil de saber cuando hablamos de alguien para el que la inclusión de publicidad en Facebook, la obtención de rentabilidad y el apoyo económico de los inversores fue siempre algo secundario y de escaso interés. Y más complicado de decir si tenemos en cuenta que Zuckerberg rechazó una millonada de Microsoft por un programa musical que creó en el instituto y finalmente acabaría subiendo gratis a Internet.

A diferencia de lo que ocurre en el libro, la película le da al pequeño magnate la oportunidad de redimirse. No os dejéis engañar por la frase promocional de “No consigues 500 millones de amigos sin hacer algunos enemigos” y pensad en que es mucho más sangrante aquello de “Una historia de sexo, dinero, talento y traición”.

Así, si bien la narración de Ben Mezrich reitera en numerosas ocasiones la naturaleza de individuo insensible y poco empático de Zuckerberg, el relato de Fincher no lo pone tan mal. A su actitud frente a su colega Severin -seguramente el que dio la mayor parte de detalles de la historia a Mezrich- me remito. Zuckerberg parece mucho más condescendiente con su amigo que lo que se da a entender en la novela: cuando éste deja sin fondos a la empresa, cuando Zuck recrimina a Parker su excesiva crueldad al “despedirle” mediante la jugarreta accionarial o durante el cara a cara con los abogados.

Además, uno de los verdaderos motivos de la creación de Facebook, la búsqueda de sexo, sexo y sexo con universitarias, por parte de Mark Zuckerberg y “Guardo” Severin se toca en el guión de refilón. Ser de bragueta fácil y meter demasiada carnaza no le habría dejado muy bien a la película ni a su protagonista real frente a los espectadores de un país que se caracteriza por su excesivo puritanismo.

Pero el cenit de este “no soy tan malo” lo supone un detalle justo al final del relato audiovisual que hace quedar a este genio como un don nadie, alguien que ha pagado un precio muy alto por crear algo de proporciones tan gigantescas como Facebook (y que no spoilearé).

Para que os hagáis un croquis mental, cuando terminé el libro de “The accidental Billonaires” mi pensamiento fue: “¡menudo cabrón!”. Sin embargo, cuando aparecieron los créditos de “The Social Network” lo primero que se me vino a la mente fue algo así como: “Vaya, y todo esto por una chica”.

Como prueba de que ambas obras proyectan una imagen diferente del gurú de Palo Alto os cuento que Mark no quiso participar en la biografía novelada, mientras la semana pasada sí decidió a ver el film “movido por la curiosidad”. La propia Facebook organizó visitas colectivas de sus trabajadores para que pudieran ver la peli de la vida de su jefe ¿Y no os parece sospechoso que Fincher haya usado tan alegremente el logo y la identidad visual de Facebook en el film sin temer las correspondientes demandas por saltarse a la torera la propiedad intelectual? Nada es casual en Hollywood, ni tampoco en Silicon Valley, amigos.

Dejando de lado la imagen de Zuckerberg, hay que hablar de cómo Fincher ha decidido estructurar la trama de “La red social”. En lugar de ceñirse al orden lineal, el director de Seven usa los enfrentamientos legales con Severin y con los gemelos Winklevoss como elementos unificadores y como recursos para no tener que mostrar todos los detalles de lo que se cuenta en el libro (a veces, estos se ciñen a simples comentarios de los abogados) El resultado: una estructura in media res bastante curiosa que dota a la historia de mayor interés si cabe.

El realizador deja sus particulares detalles de calidad en algunas secuencias. Muy llamativo es cómo ha orquestado esa en la que los Winklevoss pierden una regata en Gran Bretaña. Sus esfuerzos físicos por salir victoriosos, sus caras de sufrimiento. Una escena sencillamente genial que sirve como metáfora de su impotencia ante el “robo” y “toreo” que les ha hecho ese tío enclenque llamado Mark Zuckerberg.

En cuanto a la elección de los actores principales no podía ser más acertada. No hay ninguna caracterización que chirrié. Andrew Garfield (sí,sí, como el gato) es clavadito a Eduardo Saverin, Armie Hammer cumple a la perfección con los dos Winklevoss y Justin Timberlake borda al carismático Sean Parker, el fundador de Napster. Cuanto menos es curioso que un personaje que vive y forma parte importante de la industria musical interprete a uno de los mayores defensores de bajarse canciones por la patilla. Y hubiéramos dado lo que fuera porque Timberlake se hubiera echado unos bailes en una de esas discotecas de Palo Alto con el intérprete de Mark Zuckerberg.

De este último (Jesse Eisenberg) me quedo con esa cara mezcla de inocencia y de gran profundidad intelectual y con cómo consigue reflejar las muecas irónicas del creador de Facebook. Son los momentos de mordacidad y los de evasión del magnate (aquellos de estoy físicamente delante tuya, pero mi cabeza está ahora a mil mundos de distancia) los que le ponen la guinda a una película muy interesante tanto para aquellos fans de la red social y lectores del libro, como para los que no.

7 comentarios

  1. ¿Que pasa cuando se hace una biografía no autorizada de una folclórica? Demandas, demandas y más demandas, por injurias, por calumnias, por atentados contra la propia imagen… ¿Qué pasa cuando un tío que cree que está por encima del resto del mundo, intelectualmente hablando, quiere demostrarselo a sí mismo? Nos engaña. Y qué mejor que hacer que resuene el nombre de Facebook con eslóganes del tipo: «El libro que Facebook no quiere que leas». Sobre todo si tienes pasta de sobra para hacer luego una peli que de muestre tu otro lado (¿el bueno?). Si hay algo que me ha enseñado La red Social es que Zuckerberg es el tipo de persona que echaría mierda sobre su propio tejado para ver cómo reacciona la sociedad y luego comprobaría si somos capaces de acostumbrarnos al olor.
    Lo siguiente no me lo ha enseñado esta película, me lo ha demostrado de nuevo. Y es que David Fincher es un director de los que quedan pocos. Capaz de hacer una película entretenida de una historia que no hubiera pasado de TV Movie de sobremesa; de problemas legales que si algo tienen de especial es el nombre de la empresa que los genera. Seamos sinceros, conozco empresas al lado de casas metidas en negocios mucho más sucios aunque sin tanta pasta y tanto renombre de por medio. Yo también comería Koala si me lo ponen ya guisadito y con guarnición, nunca se sabe a quien puedes ofender.
    Coincido en que la elección de los actores es la mejor. Especialmente ese Jesse Eisenberg que me hace reafirmarme en mi enfermiza atracción hacia los nerds. Solo una puntualización: los gemelos Winklevoss son interpretados por un único actor (Armie Hammer), algo que acentúa aún más la maestría de Fincher colocando la cámara. Estando en la era del After Effects aún me asombra que un director sea capaz de tirar de trucos de realización con el trabajo que eso conlleva, cual homenaje a «Tú a Boston y yo a California» o traición a las gemelas Olsen.

  2. Los gemelos Winklevoss un único actor? Me dejas sorprendido! Este Fincher es un genio…Y eso le da más gracia a cuando en un momento de lapeli uno dice «Mido 1,90, peso 100 kilos y estoy por duplicado»

  3. Gracias por la apreciación al más feo de los hermanos Calatrava. Obviamente efecto especial hay, pero al ver la peli te das cuenta de que no son demasiados los planos en los que salen los dos hermanos de cara a la cámara hay muchos planos en los que no se llega a ver a uno de los dos pero no se notan (de hecho es en la escena de la visita al decano cuando ambos están de frente en un mismo plano donde te das cuenta de que algo falla). Obviamente, siempre necesitas a otro actor en el resto de los casos casos, ya sea para que te dé la réplica o para que te haga un escorzo en un plano contraplano. Pero la interpretación es de ambos personajes es de un solo actor y eso tiene mucho mérito.
    Ten en cuenta que no cobrando un solo céntimo por la web y con lo excesivamente quisquillosos que somos con los contenidos se puede considerar que actualizamos bastante.

  4. Tenía ganas de ver esta película, pero, si es una versión edulcorada del libro (por lo que cuenta esta crítica suena a panfleto publicitario de Facebook aliñado con algo de salsa rosa), casi me espero a descargármela de internet, que además en este caso viene muy a cuento!

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