Quizá James Bond dispararía un dardo tranquilizante y se apropiaría del microfilm sin dejar rastro. O quizá se dejaría capturar para luego poder escapar. Sí, algo así. Pero estamos hablando de mi padre y solo tengo que hacerme pasar por mi hermano durante unos minutos…
— No, papá, soy yo, William. ¿Cómo estás?
— Estaría durmiendo si no hubieras venido a estas horas, ¿dónde está Jennifer?
— No lo sé, ¿quieres que abra las cortinas?
— No, quiero que venga Jennifer, me dé de desayunar y que sea ella quien abra las cortinas.
Ahora que lo pienso, el dardo tranquilizante no me vendría nada mal. El viejo cascarrabias no ha cambiado nada, sigue siendo el mismo impertinente de siempre. Por suerte no puede caminar, de lo contrario ya me hubiera dado dos golpes en el pecho para dejar patente su autoridad.
— Papá, ¿puedes tranquilizarte un segundo y contarme qué tal estás?
— Ayer estaba postrado en esta cama, parapléjico y con un 30% de visión en ambos ojos. No puedo fumar ni comer pizzas y dos enfermeras tienen que cambiarme cada vez más frecuentemente. Ayer cuando viniste estaba jodido, y hoy sigo jodido pero además tengo sueño. Y a no ser que hayas aprendido a hacer milagros me temo que voy a seguir jodido hasta que regreses con tu amigo ‘Jesús’. No sé si he contestado a tu pregunta…
No han pasado ni dos minutos y ya ha sacado casi todo su repertorio. William Walnuts Senior tiene una habilidad especial para los sarcasmos.
— Ah, se me olvidaba, también la semana pasada me falló el brazo izquierdo un par de veces. Los médicos no se cansan de hacerme pruebas. Ahora… ¿puedes llamar a Jennifer?
Empiezo a pensar que ha sido una mala idea venir hasta aquí e intento buscar una excusa para salir sin dejar rastro. Quizá darle un calmante y hacer que todo parezca un sueño para el viejo. Joder, tengo mucho que hacer y cada vez menos tiempo.
— William…
— Sí, papá…
— ¿Desde cuándo me llamas ‘papá’?
— (…)
— Siento lo de antes pero te calé desde el principio. Hace meses que William no me llama así. No te he mentido, he perdido un 70% de la visión, pero no me hace falta ver cuando puedo sentirte, Christoph. ¿Por qué has tardado tanto en venir?
Me han vuelto a descubrir. No sé a quién quiero engañar.
— Papá… Yo… Estoy en un lío. Quiero decir, estamos en un lío. Bufff, es todo muy complicado…
— Tranquilo. Ven, acércate, dame un beso y abre las cortinas. Ahora siéntate y cuéntamelo todo, no pienso moverme de aquí en toda la mañana.
Y por un momento siento que todo va a salir bien. El viejo no puede moverse de la cama pero me transmite una enorme seguridad y confianza. Es casi como en los viejos tiempos.
— Christoph, hijo, ¿qué te has hecho en el pelo?
WILLIAM WALNUTS, una improvisada historia del Capitán Custom
Cuándo: de LUNES a VIERNES un capítulo diario
Dónde: http://www.kekorto.es
Me perdí el primero: No pasa nada, puedes leerlo aquí
También el segundo: Ese y el resto puedes buscarlos aquí30 episodios de cirugía ilegal, envidia familiar y traición sexual a la luz de la Gran Manzana.
Dejar una contestacion