Misfits, cuando los rayos y retruécanos se cebaron en monos naranjas

Son cinco jóvenes marginados por la sociedad a los que unos poderes que no entienden ni controlan les han hecho formar un nuevo equipo extraordinario ¿Que eso ya lo inventó en los sesenta una editorial de cómics llamada Marvel? En este caso los antihéroes no son mojigatos, no visten de azul y oro, ni viven en una lujosa mansión a las afueras de Nueva York.

Misfits no es una historia de capas ni buenos samaritanos. Para nada. Imagínate que a los miembros originales de la Patrulla X les sacan del exclusivo Instituto Xavier, les dan unos monos naranjas (prácticamente clavados a los que llevan los huéspedes del corredor de la muerte) y les insuflan con toda la carga hormonal y televisiva de Física o Química o Skins. Sin un calvo moralista para pararles los pies (no aparece uno hasta el tercer capítulo) y con quehaceres que se aproximan más a cambiarles los pañales a ancianos que a salvar el mundo, cualquier cosa puede suceder.

Porque el cambio climático y la lluvia ácida son así. Te descuidas en un descanso de tus servicios a la comunidad y caen chuzos y hasta superpoderes de punta en prácticamente toda la ciudad, dotando a sus habitantes de capacidades extrahumanas sin genes mutantes latentes, rayos gamma, sueros de supersoldado ni arañas radioactivas que valgan ¡Bingo! Algo muy parecido a lo que pasaba en la serie de Smallville en sus comienzos, pero con aerolitos en lugar de meteoritos extraterrestres y con el emplazamiento en alguna ciudad de Gran Bretaña en lugar de un pueblo de la América profunda.

Misfits es una de esas series locales que quizá nunca llegue a ser vista en ninguna cadena generalista española, pero a la que el boca a boca ha ido dando a conocer en la red de redes. No es nueva, puesto que empezó a emitirse en noviembre de 2009 por el canal británico E4, pero ahora es un momento genial para engancharse a esta pequeña joya creada por Howard Overman. En UK acaba de finalizar la segunda temporada y han confirmado la tercera, para la que aún faltan algunos meses. Eso te deja un período razonable para tragarte los 13 capítulos grabados hasta la fecha, que seguro devorarás en poco más de una semana.

¿Pero qué la hace diferente de toda esa retahíla de referencias que apuntábamos al principio? No se trata de una serie exclusivamente para adolescentes, aunque sea difícil encontrar un episodio en que no aparezca algo de alcohol, drogas y un par de revolcones. Tampoco es una historia de superhéroes pegándose con supertipos y salvando a la humanidad, aunque a veces los protagonistas usen sus capacidades extraordinarias para ayudar a los demás. Y sobre todo tiene tres características cuidadas al máximo: los personajes, la fotografía y la ambientación musical.

Entre el quinteto de teenagers sobresale la figura de Nathan, auténtico corazón de Misfits (y con el cual me identifico al 90%). No os dejéis engañar por su parecido con Fidel -el empollón y repelente chaval de Aída- porque estamos ante todo un Groucho en potencia. Hablamos de un muchacho capaz de poner de los nervios a cualquiera con su verborrea y comentarios sarcásticos, que meterá al grupo y a sí mismo en las situaciones más absurdas y siempre tendrá ese toque de humor inglés -llevado a su extremo- para poner la puntilla. A este líder carismático y “tiburón social” no le costó demasiado (apenas segundos) calar a Simon, el débil y retraído de la pandilla. Marginado entre los marginados, es el más rarito del grupo, con unas carencias afectivas que, seguro, darán mucho que hablar.

nathan-fidel-misfitsNo quiero pararme a desglosar todos los personajes, pero si merece detenerse un momento en Kelly y su particular acento. Es obligado ver la serie en versión original angloparlante, claro. Quienes hayáis pasado una temporada en la zona noroeste de Inglaterra (Liverpool, Manchester o en este caso Derby) no tardaréis en identificar el ‘scouse’ de sus palabras, así como las pintas ‘scally’ de la chica. Lo que quizá os lleve un poco más de tiempo será comprender lo que dice esta buena moza, homóloga bretona de una poligonera ibérica. De cualquier manera, algo genial en ella, como en el resto de caracteres protagonistas, es que se les haya atribuido un poder “lógico” en paralelo con su forma de ser.

La fotografía y la banda sonora le ponen la guinda a una serie que supone un deleite para todos los sentidos. Los monos naranjas sobresaturados de los personajes destacan dentro de la gama de  tonos fríos y oscuros de esa ciudad solitaria donde se mueven nuestros ‘misfits’ (inadaptados sociales en castellano). La música que se escucha como fondo sonoro suponen un estupendo repaso a los últimos temas del rock, indie y electrónica del mercado ‘brit’, con algunas secuencias acompasadas a las canciones que parecen auténticos videoclips.

Si te sentiste huérfano con el final de Lost, decepcionado con Flashforward, hastiado con la desorientada Héroes y hambriento (de cerebros) con la corta pero intensa primera temporada de The Walking Dead, ésta es tu serie.

1 comentario

  1. Nathan, personaje que da vida a la serie. Alternando con The Walking Dead y HIMYM, series entretenidas y divertidas.

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