Un año sin Lost

Perdidos. Parece mentira, pero hace ya doce meses que nos pegamos el gran madrugón con la esperanza de que los guionistas pusieran una puntilla decente a este rompecabezas sci-fi de Robinsones. Decepcionados por no cerrar todas las tramas y misterios, indignados por los asíncronos subtítulos, sorprendidos al saber que nos habíamos perdido seis minutos y descojonados de la risa, cuando vimos a Ana García Siñeriz y sus comentaristas hablando de un “Jack tumbado con un perro”. Así fue el principio del fin.

Quizá parezca que todo sigue igual, que nada ha cambiado desde entonces. Pero amigos, las cosas son hoy muy diferentes. Tan sólo pensad por un momento que en vez de grabar seis temporadas de Lost se les hubiera ocurrido extender la serie hasta siete. Si en su día os pareció mal este análisis cutresalchichero que hicieron estos autoproclamados fanboys de los losties de Cuatro ¿Os imagináis cómo habría sido el especial a fecha de hoy, con la línea editorial de Telecinco invadiendo la parrilla de la cadena de Prisa?

No hay que ser la señora de pelo blanco de los flashbacks de Desmond para inferir que el omnipresente Jorge Javier Vázquez se habría reunido con su corte de tertulianos en un programa especial con el fin de hacer agudos comentarios sobre el episodio final. Después de todo ‘Sálvame’ es un nombre con mucho gancho para un espacio dedicado a despellejar a grupo de supervivientes de una isla ‘desierta’. Coto Matamoros apoyaría la causa de John Locke por identificación alopécica pero no negaría que “¡Está actuando, desempeñando un papel!”. Belén Esteban sería pro-Jack, hasta que en pleno directo alguien le aclararía que el doctor era cirujano de columna, no plástico. Las antipatías de la Princesa del Pueblo, de todas maneras, se dirigirían a Sawyer, el timador.”¡Me recuerda a la Campanario, que engañó a los españoles con sus pensiones de invalidez falsas”, comentaría la tertuliana. Respecto a Carmele Marchante, no se habría enterado de nada, pero apoyaría al defenestrado Charlie, como ella, músico frustrado y con una sóla canción conocida en su lista de greatest hits.

El argumento de este final chapter también habría evolucionado hacia otros caminos muy distintos. Los losties abandonaron su campamento en la playa por uno en plena puerta del Sol. Dejando de su lado sus ideologías y paranoias de “veo muertos” y “oigo voces”, se habrían unido en un movimiento denominado ‘Dharmacracia Real Ya’ donde cabrían todos. Hasta Hurley. Así se venderían, pero en el fondo está más que claro que se trata de ‘hostiles’ antisistema que también son socialistas, comunistas, masones y no se qué más. Sun habría podido reproducir en la plaza su huerto casi al detalle e incluso habrían creado una guardería para Aaron, donde la criatura estaría a salvo de los Otros. Hasta los osos polares se habrían sumado a la causa y ahora irían con madroño a cuestas.

Lo de Sayid fue un caso aparte. Empezó a manifestarse por el gobierno dictatorial de Jacob frente a las construcciones egipcias de la isla y acabó trasladando las revueltas al Norte de África y Oriente Medio. Hay que ver lo poco transitadas que están las salas de tortura y la sección de “Básicos” del Springfield desde que el irakí partió con su camisetilla sudorípara.

Benjamin Linux habría vuelto a jugar con la maldita palanquita. En lugar de mover la isla lo que hizo fue desplazar unas cuantas placas tectónicas y liarla parda en Japón y hasta en Lorca. En cuanto al Humo negro, consiguió finalmente salir del pedazo de tierra rodeado de mar. Pero nunca más volvió a poder entrar y castañetear inside. La maldita Ley Antitabaco no le dejaba acercarse por la ínsula, ni por sus colegios de Dharma ni hospitales.

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