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Ya sabéis lo que toca, ¿no?

30 noviembre 2010 capitancustom 1

Hace unos minutos estaba intentando no balbucear para hacer creer a un portero ser otra persona. Ahora estoy en la cama jadeando como un perro para hacerle creer a una chica que esa persona ha cancelado un viaje de negocios y ha venido a casa a celebrarlo con ella.

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Espejito, espejito, ¿quién…?

29 noviembre 2010 capitancustom 0

Veinte latas de frijoles, un cómodo sofá, mucha cerveza, televisión por cable y Jay Leno. Esto es todo lo que una persona necesita para sobrevivir una semana sin salir de casa. Además de esto, y en un ataque de ira, me había permitido el lujo de romper todos los espejos de mi casa. ¿Mala suerte? Me temo que debí romper muchos espejos en mi tercera reencarnación.

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Batas, bisturíes y un sádico doctor

26 noviembre 2010 capitancustom 0

Un absurdo camisón, las enfermeras más feas que haya visto en mi vida y una incomodísima mesa de operaciones. Me pica todo el cuerpo. Sudo y el aliento del doctor huele como mi inodoro un sábado por la mañana. ¿O soy yo?

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Compras de última hora

25 noviembre 2010 capitancustom 0

Llevo diez minutos parado en esta esquina de la 111, en pleno corazón de Harlem. Un barrio eminentemente afroamericano en el que mi culito blanco no acaba de sentirse cómodo. No sé si serán las miradas aviesas, los cuchicheos o el empujón que acabo de recibir por parte del primo de Shaquille O’Neal (acompañado de un amenazador “Be careful in New York City”). No estaría aquí si no necesitara esa documentación falsa. ¿Vamos Cheng, dónde coño te metes?

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Esta cita me resulta algo familiar

24 noviembre 2010 capitancustom 1

— ¡¿7.000 dólares?!

Vale. Pensaba pedirle cinco, pero luego pensé en los carnets, los gastos de la huída y… bueno, hoy quiero almorzar en un buen restaurante del centro. De todas maneras, su expresión no iba a ser muy distinta. Por suerte estoy bastante familiarizado con la cara de cabreo de William.

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Razonamientos de domingo

23 noviembre 2010 capitancustom 0

Supongo que os estaréis preguntando qué le lleva a un tipo a gastarse cinco mil dólares en cambiarse el rostro para parecerse a su hermano. Puedo deciros que no voy a suplantar su vida para vengar su truculenta muerte. No, William Walnuts está vivo, bastante vivo. Ni siquiera voy a suplantar su vida para poder tirarme a mi cuñada (aunque no niego que la sola idea de acostarme con Julie me pone a cien). Todo es mucho más sencillo. Se trata de… dinero. Sucio y atractivo dinero.