Homeless al atardecer

En un banco, junto a la bahía del Hudson.

Cuando me despierto estoy tumbado en uno de estos incomodísimos bancos situados a lo largo de la bahía del río. No hay periódicos ni botellas de vino en bolsas de cartón pero apostaría a que parezco un indigente. Es jugar sobre seguro, porque está claro que a las personas que han dejado en mi regazo estos treinta y ocho centavos también se lo he parecido. Ahhh, mi cabeza… Tenía la venda puesta y no podía ver nada, ¿por qué narices me tuvo que volver a golpear?

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Cuando voy a levantarme, un hombre, esta vez sí con todos los accesorios y maquillaje propios de un indigente, reclama amablemente su banco.

— Eh, tío, ¿no sabes leer? Aquí lo pone bien clarito: ‘propiedad de Trash Tocado’. No me he cargado tres navajas para marcar algo que pase inadvertido, colega. Así que ya sabes, a menos que necesites mi ayuda para resolver algún enigma ya te estás largando de aquí o te denunciaré por allanamiento de morada. Puedo ser un sin techo pero conozco mis derechos, ¿eh?

El sentido de la propiedad en Nueva York es fascinante, así que no pongo problemas, me reincorporo y voy en dirección al metro más cercano. Quiero llegar a casa y ordenar mi cabeza mientras me pego una buena ducha.

Es tarde, pero por fortuna el suburbano no tarda mucho en devolverme a Queens. Cuando salgo del metro, una inesperada vibración del bolsillo de mi chaqueta me recuerda que tengo un teléfono móvil. Tres llamadas perdidas de Julie y dos mensajes de voz. Me entretengo escuchándolos por el camino.

Tiene 2 mensajes nuevos. Para escucharlos pulse 1 (Tic!)

Mensaje 1: Christoph, ¿puedes dejar de comportarte como un crío y coger el teléfono? Tenemos que hablar, no puedes desaparecer por esto. Hay cosas que no tengo por qué explicarte pero hay otras que sí deberías saber. Pasado mañana tengo el día libre y podemos quedar. Llámame, ¿quieres?

Julie. Tengo tanta información en la cabeza que ya había olvidado el porno casero en off de hace… ¿cuánto tiempo ha pasado?

Mensaje 2: ¿¡Tu palabra vale lo mismo que la de un alce borracho!? Espero y deseo que no te hayas olvidado de que me debes pasta, mucha pasta. Y te dejé bien claro que esta vez no te iba a perdonar ni un centavo. Necesito ese dinero cuanto antes y esta vez no me la vas a jugar hermanito o nos vas a meter en un lío. Pásate por casa cuanto antes y no me hagas enfadar (…) Por cierto, papá está empeorando, ¿es que no piensas ir a visitarle, joder?

William. Si pudiera devolverle su cara lo haría con muchísimo gusto, pero me temo que no es eso lo que necesita. Me temo que no es eso lo que necesitamos. Y para su desgracia le he metido en un lío mucho mayor del que es capaz de imaginar.

Recorro con mis manos los bolsillos con el fin de encontrar las llaves de mi casa. Tardo un buen rato en dar con ellas y oír su alegre tintineo. Pero cuando miro fortuitamente al suelo y veo los restos de serrín me doy cuenta de que no me van a servir de mucho. La puerta está abierta y forzada. En este momento es inevitable no acordarme de Walther en mi pantalón. A pesar de ello, me armo de valor y cruzo la puerta. Al otro lado está todo como lo imaginaba: patas arriba.

Alguien se ha pasado un buen rato revolviendo todo, supongo que es una prueba más del particular sentido de la propiedad de esta puta ciudad. ¿Qué buscabais, cabrones?

WILLIAM WALNUTS, una improvisada historia del Capitán Custom
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Cuándo: de LUNES a VIERNES un capítulo diario
Dónde: http://www.kekorto.es
Me perdí el primero: No pasa nada, puedes leerlo aquí
También el segundo: Ese y el resto puedes buscarlos aquí

30 episodios de cirugía ilegal, envidia familiar y traición sexual a la luz de la Gran Manzana.

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